LAS COOPERATIVAS La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) fundada en 1895, es una de las organizaciones no gubernamentales más antiguas y una de las entidades más grandes del mundo, si tenemos en cuenta que representa a cerca de 1000 millones de miembros cooperativos en todo el mundo. La ACI es el organismo federativo que proporciona una […]
LAS COOPERATIVAS
La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) fundada en 1895, es una de las organizaciones no gubernamentales más antiguas y una de las entidades más grandes del mundo, si tenemos en cuenta que representa a cerca de 1000 millones de miembros cooperativos en todo el mundo. La ACI es el organismo federativo que proporciona una voz global y un foro de conocimiento, experiencia y acción coordinada para los 3 millones de cooperativas que se estima que hay en el planeta. (1). Según la ACI las cooperativas son empresas centradas en las personas;
pertenecen a sus miembros, quienes las controlan y dirigen para dar respuesta a las necesidades y ambiciones de carácter económico, social y cultural comunes, compartiendo principios de equidad, igualdad y justicia social, establecidos desde la ACI para sus actuaciones.
Muy a pesar de los esfuerzos realizados desde la ACI, las cooperativas no dejan de ser empresas susceptibles a los riesgos de fraudes por el solo hecho de estar conformadas por seres humanos expuestos a situaciones que los llevan a tener comportamientos fraudulentos.
La presión que se genera por problemas financieros o necesidad económica que no puede ser suplida con recursos propios o la motivación que impulsa a una persona a actuar y llevar a cabo un fraude para satisfacer un estilo de vida o incluso motivados por hacer daño a la empresa, se unen a la oportunidad que se genera al ocupar un cargo dentro de la organización que le da acceso a información sensible
y a los procesos para aprovecharse de sus deficiencias en los controles. Lo anterior es lo que se conoce como el triangulo del fraude. Como se expone en el artículo: Galvis-Castañeda, Iván Eduardo & Santos-Mera, Jaime Eduardo (2017). Geometría del fraude. Cuadernos de Contabilidad, 17 (45), 74-85. https://doi.org/10.11144/Javeriana.cc18-45.geof ya no solo se habla del “triángulo del fraude” sino que se han adicionado 3 factores más: la capacidad, la innovación y la motivación al explicar los factores que llevan al fraude, creando lo que
denominaron el “hexágono del fraude”:
Estos tres nuevos factores se basan más en la esencia humana, como las excusas morales, la autojustificación y asumir la responsabilidad; pero también en las habilidades y experiencia que debe tener una persona para planear y ejecutar un fraude sin que sea descubierto, lo cual lleva al último factor analizado en este artículo, la innovación o creatividad cuyo objetivo principal es la generación de ideas que permitan solucionar las diferentes circunstancias que se van presentando para mantener el fraude en el tiempo sin ser descubierto.
Para ejemplarizar lo dicho, conozcamos un poco más de un caso muy sonado en Colombia: el de la Cooperativa de Caficultores de Andes conformada por más de 3.900 asociados que decidieron unir esfuerzos para mejorar sus condiciones como cultivadores pequeños y medianos de café en el suroccidente antioqueño (3).
Algunos medios de comunicación han informado sobre un posible fraude presentado en esta cooperativa desde el año 2019, en donde por posibles manejos financieros de la gerencia de la época se generaron pérdidas financieras que causaron el detrimento del patrimonio de la Cooperativa además de tener un pasivo con terceros de más de US$40 millones de dólares (cerca de COP$160,000 millones de pesos colombianos) obligando a la Superintendencia de la Economía Solidaria, ente de vigilancia y control del país, a declarar la liquidación forzosa de la entidad. Según la información publicada, la mayoría del dinero de la Cooperativa se pierde en la bolsa de Nueva York, con la inversión en derivados que hizo el gerente asesorado por firmas comisionistas y gastando grandes cantidades de dinero en estos procesos de asesoría financiera; sin embargo, a la fecha se desconoce lo que realmente sucedió y no hay un responsable por las pérdidas de dinero ocasionadas.
Lo cierto es que las decisiones tomadas por la gerencia posiblemente motivada por el logro de los resultados llevó a que se asumieran riesgos que estaban por fuera del control de la entidad y más allá de su experiencia, ya que por décadas se dedicó a otorgar créditos a sus asociados a bajas tasas de interés y a su principal función de controlar los precios en la región, para evitar que otros proveedores abusaran de su posición y pagaran las cargas de café por debajo de los márgenes de rentabilidad, al ser el principal comprador de las producciones cafeteras de esta
región para venderlas luego a la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
Recordemos que la Cooperativa estaba conformada por cerca de 4.000 afiliados, campesinos cuyo experiencia puede haber estado en el cultivo, recolección y venta del café al mejor postor que normalmente termina siendo la FNC, una operación que la gerencia de esta Cooperativa convirtió en algo sofisticado y complicado al incursionar en negocios financieros de compra y venta de futuros de café en la
Bolsa de valores. Muy a pesar de que existía un consejo de administración y una junta de vigilancia conformada por asociados elegidos mediante mecanismos democráticos, eran la gerencia y sus asesores financieros externos los encargados del manejo autónomo de estas operaciones, lo cual pudo abrir una oportunidad al crear una empresa filial en el exterior cuyo gerente era el mismo gerente de la Cooperativa en Colombia y por lo cual se le pagaban salarios adicionales en dólares, más los gastos relacionados con viajes y viáticos así como pagos a los
expertos financieros que lo asesoraban. De acuerdo con las denuncias de algunos asociados, estos eran indicios de la ocurrencia de posibles irregularidades en la administración de la Cooperativa; sin embargo, estas voces no fueron escuchadas.
Como cita el titular del artículo escrito por Andrés Ríos en febrero del 2021 y publicado por el portal La Silla Vacía, “El fraude fue por más de 160.000 millones en la Cooperativa de Caficultores de Andes. El caso está en la impunidad. Los principales afectados son los caficultores del suroeste antioqueño…” y luego de más de seis años sigue en la impunidad. Es más, puede que no se esté investigando como un caso de fraude, ni de malos manejos, pero es un buen ejemplo para reflexionar sobre la motivación, capacidad e innovación del “hexágono del fraude”.
Lo que sí está sucediendo es que la Cooperativa sigue luchando por su permanencia y recuperación y junto con la FNC están trabajando en una mesa técnica en la que también participan entes de control y vigilancia, como la Supersolidaria, la Contraloría y la Procuraduría, con el propósito de llegar a un acuerdo sobre las deudas y, en la medida de lo posible, lograr la reactivación, siempre y cuando sea viable financieramente, lo cual no se ve sencillo, ni cercano y sólo los caficultores agremiados siguen esperando su Cooperativa de antaño.
Queridos lectores, continuamos en el proceso de construir estos comunicados en donde compartiremos con ustedes herramientas, mejores prácticas que ayuden a las OSFL en su lucha contra la corrupción y los fraudes.
Por: Zandra Puentes Tarquino
Miembro del comité ejecutivo LATAM-OSFL
6 de noviembre de 2024
Bogotá, Colombia